La muerte de un hombre es como la caída de una poderosa nación
Que tuvo valientes ejércitos, capitanes y profetas,
Y ricos puertos y barcos en todos los mares,
Pero ahora no socorrerá ninguna ciudad sitiada,
No entrará en ninguna alianza,
Porque sus ciudades están vacías, su población dispersa,
Su tierra, la que una vez abasteció de cosechas, está saturada de cardos,
Su misión olvidada, su lengua perdida,
El dialecto de un pueblo puesto sobre inaccesibles montañas.
8.8.12
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