21.9.15

A las Parcas


Tan sólo un verano concededme, oh poderosas,
Y un otoño a fin de que madure el canto,
Y cuando mi corazón esté dispuesto,
Del dulce juego saciado, matadme.

El alma, que la ley de los dioses en vida
Rechazó, no hallará descanso allí en el Orco,
Pero si una vez lo sagrado, que habita
En mi corazón, el poema, se cumple,

Sé bienvenido, silencio del mundo de las sombras,
Estoy alegre, aunque el son de mi lira
No descienda conmigo. Una vez
Viví como los dioses y con eso me basta.

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