el miedo
a ser descubiertos, nos hace gordos.
- bueno contáme que hiciste los malditos 30
días
que
nos echamos de menos y de más.
- tienen que ser 30.
- sí.
- bien, los primeros días, según recuerdo
fueron igual a los últimos, escribir,
fumar
y tomar, el orden a veces se convertía
en
una viejita que vendía empanadas, a las 3
de la
mañana, en el living de tu casa. De todos
modos
me las arreglé de que no se hiciera tarde
para
ninguna de las cuestiones.
- tal vez hubo días en blanco, me parece.
- no del todo, me di por enterado, afuera
quedaba el mar, pensé en los tamaños y las
magnitudes, apenas microsegundos de con
fusión
y a unos pibes se les da por incendiar
autos
en morón sur, el ahorcado del mes y
cuando
no Arturo Bonin, de nuevo.
- te estoy soñando en Rosario y vos apenas
si
llegaste al centro.
- ya sabés que la vista es más rápida que las
manos
y
sabés también que no pienso por pensar, ni bien
salí
del cero llegué al uno, empecé a tener frío y
hambre
o ganas de comer, iba del plateado al dorado
sin
ton ni son y de forma que estaba, seguí caminando
hasta
una playa que me conforme, una vez que permanecí
como 3
días y una noche, solo o con el perropez y sus
amigos, que odiaban mojarse, tal vez querían decir algo, con
la
suerte a veces se ausentaban, y Duran Duran pensaba
en vos
y en las novedades de tu cuerpo.
- pincharrata.
- te quiero de este lado de mi medianera.
- tripero.
- mundialmente hablando estoy interesado de
tus cosas.
- cuervo.
- yo tenía recuerdos de una enfermedad que me
iba a pasar
que
perdí dinero, o me caminaron, en la guardia del Thornou
visto
desde arriba estaba abajo, un planeta de minimercado.
que sé
yo, es un lío con las pastillas.
- vamos a llegar a algo con tanta cumbia.
- bueno, uno siempre quiere verse bien.
- cogiste, me imagino.
- debí hacerlo, sí.
- llovía?
- no sé, nunca me tuvo en cuenta el clima.
- pero quemaste una piedrota, al menos.
- supongo.
- y suponés también que valió la pena.
- en la oscuridad no hay víctima.
- y si te castigan los espíritus?
- lo peor es durar.
- juntemos las cabezas y con tu bala nos
matamos los dos, querés.
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