1.11.09

Bajé dándote el brazo

Bajé, dándote el brazo,
un millón de escaleras por lo menos
y ahora que no estás queda el vacío en cada uno de los escalones.

Aun así fue breve nuestro largo viaje.
El mío continúa todavía, y ya no me hacen falta
conexiones, reservas,
subterfugios, esas humillaciones del que cree
que lo real es eso que se ve.

Un millón de escaleras bajé dándote el brazo,
y no porque quizá con cuatro ojos se pueda ver mejor.
Bajé con vos porque sabía que de nosotros dos,
las únicas pupilas verdaderas, por más nubladas que estuviesen,
eran las tuyas.

2 comentarios:

Jull dijo...

Fue
breve nuestro largo viaje,el mío continúa todavía...ya lo decía mi
padre:"lo bueno si es breve, dos veces bueno".Muy bello poema

Ariel Guallar dijo...

Gracias, Jull. Ciertamente, como decía Hemingway: "aquello que comienza bien no puede tener un fin dichoso". Y creo que es así, sencillamente, porque se termina. Si bien "las únicas pupilas verdaderas, aunque nubladas, eran las tuyas"...