13.6.25

LIBÉLULA


Para que no se hunda la civilización

y pierda su gran batalla,

calla al perro y ata el caballo

de una estaca bien lejos:

nuestro señor el César está en su tienda

ante los mapas desplegados,

sus ojos fijos en la nada,

su cabeza apoyada en la mano.

Como una libélula en el río,

Su mente se mueve en el silencio.


Para que las torres sin cúspide ardan

y los hombres recuerden tu rostro,

muévete suavemente, si has de moverte

en este paraje solitario.


Piensa, mujer en una parte, niña en tres,

que nadie observa. Con sus pies

practica un rastreado chapucero

que aprendió en la calle.

Como una libélula en el río,

Su mente se mueve en el silencio.


Para que las púberes encuentren

al primer Adán con que soñaron,

cierra la puerta de la capilla del papa

y no dejes entrar a los niños.

En ese andamio se inclina Miguel Ángel.

Haciendo menos ruido que un ratón

Su mano se mueve de aquí para allá.

Como una libélula en el río,

Su mente se mueve en el silencio.

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