22.8.23

ESTIMADO SR. FANELLI:


Vi su foto
en la estación de la calle
79. Usted dice
que le interesa
cualquier comentario
que yo tenga sobre el
estado de
la estación, Sr. Fanelli,
hay un montón
de basura en la estación
de la calle 79 que hace
desagradable esperar
allí más de unos
minutos. Le podrían
echar una manito de pintura
a la estación y quizás
altoparlantes nuevos
para que se entiendan
los avisos de retrasos
que transmiten
siempre. Sr.
Fanelli —hay un montón
de gente durmiendo
en la estación de la calle 79
& me pone triste
cuando pienso que no tienen
un hogar. Sr.
Fanelli, ¿cree usted
que pueda encontrarles un
lugar más cómodo para
que descansen? Es bien ruidoso
el metro, especialmente
esos trenes expresos
que pasan como bólidos a cada
rato, claro que solo cuando
funcionan.
Debo confesarle, Sr. Fanelli, que
pienso que la estación de la calle 79
está en pésimas condiciones
& a veces de noche
cuando me doy vueltas en la cama
pienso que el mundo
tampoco va tan
bien & me
pregunto qué sucederá,
hacia dónde apuntan
nuestras cabezas, si es que
apuntan a algún lado, si
acaso tenemos cabezas. Sr.
Fanelli, ¿cree usted que
podríamos empezar
con la estación de la calle
79 & hacer lo
que podamos con eso,
entonces quizás podríamos,
usted sabe, supongo, avanzar
desde ahí? Sr.
Fanelli, cuando vi su
foto & el cartel
pidiendo recomendaciones
pensé, si
usted de verdad quería
llegar al fondo
de lo que está mal
quizás era mi obligación
escribirle: quizás
usted no ha entrado nunca
a la estación de la calle 79
porque está demasiado ocupado
en la administración de las estaciones
de la calle 72 & la 66,
quizás no conozca
los problemas que tenemos
en la 79 —me refiero
a la mugre & los usuales
retrasos & la impresión
de absoluta tristeza que
impregna el lugar. Sr.
Fanelli, ¿ha leído
hasta aquí mi carta
o recibe
tantas por día
que no tiene
tiempo para darle
a cada una la atención
que se merece? ¿O soy
acaso la única persona
que aceptó su invitación
a contactarlo &
usted no tiene experiencia
suficiente para saber qué
responder? Lamento
que no pueda obtener su atención
Sr. Fanelli porque de verdad
creo que si usted pide
comentarios entonces
debería estar dispuesto
a actuar en consecuencia —aun
si debería es una palabra
demasiado grande para tirarle
a estas alturas.
Sr. Fanelli
espero que no
piense que soy grosero
si le hago una
pregunta personal. ¿Sale
de la oficina
a veces?
¿Va al cine
o prefiere
los deportes —o quizás
las noches tranquilas en el
restorán del barrio? ¿Lee
algo, Sr. Fanelli?
No me refiero solo
a Gibbons y cosas
así, sino a la filosofía—
¿ha leído algo
de Hannah Arendt o
prefiere
una perspectiva
más ideológica?
Creo que si yo supiera
de dónde viene usted,
Sr. Fanelli, podría escribirle
de un modo más convincente,
más persuasivo. Sr.
Fanelli, ¿sale
alguna vez de la ciudad —digo
hasta Bear
Mountain o a
Montauk? Digo, ¿nota
usted lo desagradable
que es el aire en la estación
de la calle 79 —que
no vendría mal un poco de aire
acondicionado o un sistema
de filtrado allá abajo? Sr.
Fanelli, ¿cree
que sería posible
juntarnos
y que conversemos en
persona de estas
cosas? Me quedan
un par de puntos
que quisiera repasar
con usted si tuviera
la oportunidad. Cosas
que quisiera contarle
pero que soy
reacio a
poner por escrito.
Sr. Fanelli, no me
he sentido bien
últimamente y pensé
que conocernos en persona
podría mejorar
mi humor, podría ponerme
en un nuevo estado
de ánimo. ¿Y si
almorzamos juntos?
¿O quizás después del trabajo?
Piénselo, Sr.
Fanelli.

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