25.9.20

ASÍ HABLÓ PENÉLOPE

He aquí el palacio donde he aprendido a sobrevivir;
donde hace años abracé a Odiseo, 
fornido hijo de Laertes, por última vez-- 
un largo abrazo que bastó 
para aunar nuestros latidos antes de su partida a Troya. 

He aquí el palacio donde deambulo por los pasillos, 
un mundo de madera y piedra que es mío. 
He aquí la estancia donde trabajo la lana, 
y me hablo en alto; 
donde aún despierta doy vueltas y vueltas, 
donde en medio de la noche voy y vengo, 
mientras una vez más me convenzo 
de que la terrena idea del amor sigue siendo la sangre viva que me ronda el cuerpo. 

He aquí el palacio donde porto la corona de la fidelidad; 
donde el sonido del mar es aquel con que pienso. 
Por tanto, si de pie, junto a la ventana, ver siempre deseo 
la silueta de un barco que a mí viene, 
qué ha de ser sino mi amor, 
y la pasión por Odiseo que acrecienta el tiempo, 
por mi astuto marido que piensa lo mismo, y a quien espero. 

Así habló Penélope al despertar esta mañana, 
cuando el dorado paño del alba ascendía 
desde el mar.

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(Traducción: Nuria Brufau Alvira)

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