De verdad amando, y ansiando mostrar mi amor en verso
para que Ella, mi amada, obtuviera placer de mi dolor,
y que el placer la llevara a leer, la lectura la hiciera conocer,
el conocimiento provocara su pena, y la pena obtuviera su gracia,
busqué palabras aptas para pintar la negrísima faz del dolor,
estudiando refinadas artes con que recrear sus pensamientos,
a menudo pasando hojas ajenas, por ver si de allí fluía
una lluvia fresca y fértil sobre mi mente por el sol abrasada.
Mas se resistían las palabras, necesitadas del Ingenio,
el Ingenio, hijo de Natura, huía de los golpes de su madrastra Estudio,
y los pies ajenos aún eran en mi camino extraños.
Así, preñado de oratoria, e incapaz de alumbramiento,
mordiendo mi pluma holgazana, golpeándome de rabia,
“Necio”, me dijo mi Musa, “mira en tu corazón y escribe”.
1 comentario:
Así, preñado de oratoria, e incapaz de alumbramiento,
mordiendo mi pluma holgazana, golpeándome de rabia...
cuántas veces, cuántas
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