2.2.11

XXVI

Cuando, Lidia, venga nuestro otoño
con el invierno que en él hay, guardemos
un pensamiento, no para la futura
    primavera, que es de otros,
ni para el estío, de quien somos muertos,
sino para lo que queda de lo que pasa -
el amarillo actual que las hojas viven
     y las hace diferentes.

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