en la corteza de los días

tu recuerdo es un búfalo cautivo en mi pecho cerrado

tiene que conformarse con las presas pequeñas

y se alimenta de unos geranios mustios

crecidos por la gracia de la lluvia

todavía persiste en escapar

y en cada atardecer pierde el pelaje

contra los alambrados

siento las embestidas de su lengua

tenaz en la nostalgia

y mi sexo se llena de aves negras

que fracturan sus alas en maniobras inútiles

cada día es más vacuo más lejos

tan difícil

resistir tu animal

su corazón que ardía

enamorado

en la corteza de los días felices